¿Una educación justa?
La justicia, la representamos desde hace más de 400 años, con una venda en los ojos y desde muchos siglos atrás, con una balanza y una espada o bastón.
- La balanza, simboliza la consideración objetiva de los argumentos de las partes enfrentadas.
- La venda en los ojos, es símbolo de la imparcialidad al resolver.
- La espada, indica su capacidad de coerción para imponer las decisiones que adopta.
Con estas premisas, ¿Podemos decir que la justicia impera en la educación?
A estas alturas creo que tenemos claro que la justicia no es tratar a todos de la misma manera, algo que por otro lado facilitaría la cuestión para los que la imparten.
El sistema educativo, ya se ha dado cuenta que esto no era justo y se ha dotado de la legislación que asegura la adaptación de la educación a las distintas características del alumnado que la recibe.
Creo que en este sentido podemos decir que sí, empleamos la balanza, hemos oído a las partes y se ha legislado al respecto.
Respecto a la imparcialidad al resolver, creo que existen dudas más que justificadas de su aplicación. Pues el alumnado de Altas Capacidades Intelectuales, a pesar de tener unos derechos reconocidos en la actual Ley Orgánica de Educación, observa como en los centros esta no se lleva a cabo en lo que a ellos respecta, pues al parecer, no se aprecia tanto la necesidad. Circunstancias que no ocurren en la misma magnitud respecto de otras Necesidades Específicas de Apoyo Educativo.
Todos comprendemos bien la ley cuando tenemos que ayudar a los que se incorporan de forma tardía al sistema educativo, o a los que sus características impiden que sigan el ritmo habitual de la clase, pero, al parecer, no comprendemos bien la ley, y por lo tanto no la aplicamos de forma generalizada, cuando las necesidades se plantean desde las niñas y niños con Alta Capacidad Intelectual, parece ser que la venda, si existe, tiene algunos rotos que permiten no actuar de forma parcial.
Y respecto a la espada, a la imposición de las decisiones, creo que dejamos mucho que desear, pues, ¿a quién se le piden responsabilidades por no atender conforme a la ley, al alumnado con Altas Capacidades Intelectuales?
Cuando un niño/a tiene una capacidad mental de niños/as uno, dos o tres (a veces más) años mayores que él, parece lógico que en su entorno habitual pueda tener problemas de adaptación, principalmente si no tiene la atención que necesita. Parece que muchas veces preferimos perdernos en los formalismos, de cuantos años tiene que tener mentalmente por encima de la media de su entorno, antes que adoptar las medidas que la ley establece.
Algunos niños/as se incorporan al sistema educativo con unas deficiencias que a todos nos parece justo subsanar, pero ¿qué pasa con aquel alumnado al que el sistema educativo le está produciendo problemas?
Un niño/a con Alta Capacidad Intelectual cuando entra en un centro educativo no tiene ningún tipo de problema, tiene habitualmente mucho interés por aprender, y tiene un don que le permite adquirir los conocimientos de una forma más rápida que la mayoría de los niños de su edad.
Este don no lo estamos sabiendo aprovechar de forma generalizada, es más, parece que hacemos todo lo posible por que desaparezca, con el coste personal para el individuo, especialmente para las niñas, y la pérdida de recursos personales para la sociedad en general, que esto supone.
Dado que el sistema educativo no parece esté siendo muy justo, cabría preguntarse, si el pilar de una sociedad es la educación y esta no es justa ¿hacia dónde vamos?
Alberto Flaño (Presidente Fundación Avanza)